viernes, 28 de enero de 2011

La saga del detective gay Pharoah Love

Un par de entradas atrás hablé del descubrimiento por mi parte de la novela Una afeminada forma de morir (A queer kind of death, 1966) de George Baxt. Todo un hallazgo porque ahora son inencontrables por aquí tras un fugaz paso editorial a finales de los años 60 de las tres primeras. Como apunté en aquella entrada, se trata de una serie de misterios protagonizada por un detective negro gay. Lo de gay era bastante arriesgado porque todavía no se había iniciado la lucha por los derechos homosexuales que se dispararon muy seriamente tras las revueltas de Stonewall en 1969 y hasta ese momento los gays solo eran vistos de una manera simpática si eran peluqueros, modistos o artistas cómicos. La gente no se imaginaba que un abogado, periodista, economista o detective con pinta seria pudiera ser gay. Lo de negro y encima protagonista cuando el autor es blanco tampoco era nada usual y recordemos que Martin Luther King murió asesinado en 1968, con lo que la lucha por los derechos de la raza negra en USA estaba en esos momentos en un punto álgido pero todavía no completa ni del todo asentada (como lo demuestra el mismo asesinato comentado de Luther King). Osadía aparte y centrándonos ya en la saga, el detective Pharoah Love inició sus andaduras con la comentada A queer kind of death (1966), continuó con Swing low, sweet Harriet (1967) y acabó como trilogía en Topsy & Evil (1968). Tras esas tres novelas escritas en tres años seguidos, el autor se dedicó a otros menesteres y por tanto se dió como terminada esa serie pero cuando todo parecía olvidado reapareció sorprendentemente en 1994 con otras dos novelas cuyo título referenciaba al primero: A queer kind of love y A queer kind of umbrella. La serie ahora sí que quedará tal como está tras el fallecimiento del autor en 2003. No estaría mal que alguien se acordara de reeditar esta interesante serie.

domingo, 23 de enero de 2011

Dieux du stade Enero 2011. Juan Manuel Leguizamón

Hace un mes hablé de este calendario ya tradicional y muy seguido por el público gay. Recordemos que fue una iniciativa del equipo rosa del Stade Français pero que ahora está abierto a otros deportistas. Publiqué ya la mayoría de fotos en entradas anteriores: Dieux du stade 1 y Dieux du stade 2 (clicar en los números para ver). Algunos de vosotros me dijísteis que uno de los protagonistas del mes de enero (creo que hay dos versiones y dos fotos de protagonistas diferentes para cada mes, tal vez para poder elegir) os llamaba la atención y qué mejor que ahora que estamos en su mes para hablar un poco de él. Este enero corresponde al jugador argentino Juan Manuel Leguizamón (no confindir con el actor John Leguizamo) y actualmente juega precisamente en ese equipo francés antes mencionado. El fotógrafo le ha sacado bastante favorecido ya que la verdad es que en los partidos pasa un poco desapercibido por ese gorro que utiliza. Parece que ha pasado por varias etapas ya que en algunas fotos tiene un poco pinta de "oso" y en otras, como en las de las sesiones de fotos en blanco y negro, parece más delgado y musculado, pero ya digo que tal vez extrañe por ese gorro tan poco favorecedor. Os dejo con fotos variadas de sus lances deportivos y de alguna sesión fotográfica anterior, ya que también posó en años precedentes.






























sábado, 15 de enero de 2011

Una afeminada forma de morir (A quer kind of death, 1966) de George Baxt

Paseando por los Encantes de Barcelona me encontré con este viejo libro que, como buen queer detective, me llamó la atención por ese título. Lo de detective gay es una expresión que se hizo popular hace tiempo, supongo que por los años 70 tras Stonewall y los inicios del movimiento gay, para denominar a todo aquel que veía cosas gays por todos lados o que olfateaba homosexualidad a la legua y no se le pasaba ni una pequeña señal. Vamos, que la gente gay, tras años de prohibiciones y señales ocultas para comunicarse, había desarrollado como un radar y unas antenas especiales para detectar todo lo que pudiera ser afín a su "gremio". Obviamente esa palabreja tenía algo de burlesco y fue acuñada por parte de los heterosexuales pero tuvo un relativo éxito y se sigue utilizando sin especial significado peyorativo. Bueno, pues yo llevo a veces ese radar y efectivamente a veces detecto a distancia material gay (ja,ja).

Desconocía totalmente este autor y no le dí más importancia pero compré el libro ya que costaba solo un euro (los Encantes son como El Rastro en Madrid para los que no conozcan Barcelona). Una vez en casa lo leí vorazmente, investigué sobre ese autor desconocido para mí y me llevé la sorpresa de que es toda una celebridad en Estados Unidos como guionista de Hollywood y que como escritor fue uno de los primeros en crear una saga protagonizada por un detective gay, y en este caso lo de detective gay es literal. Esta novela que encontré tirada por el suelo y rescaté milagrosamente es la primera de una serie policiaca protagonizada Pharoah Love (Faraón Love aquí, aunque ya puestos podían haberlo castellanizado más). Este personaje de nombre tan sugerente es de raza negra y gay, toda una osadía en el año 1966 ya que recordemos que las revueltas de Stonewall se producen en 1969 y que los primeros movimientos de liberación gay como consecuencia de las mismas y la sensibilización social sobre el tema de la homosexualidad es muy lenta y progresiva en los primeros años 70. Supongo que para los grandes entendidos en literatura policiaca esta serie es una más entre tantas pero esa particularidad y atrevimiento la hace un tanto especial y merece un puesto entre las destacadas de esos años 60-70. El autor acabó la saga tras tres novelas bastante seguidas pero sorpresivamente la retomó en los años 90 con dos nuevas entregas. No he visto que estén editadas por aquí y creo que merecerían la pena.

Como ha sido una pequeña sorpresa y es tan desconocido por estos lares creo que merece alguna entrada futura sobre la serie, sobre otras novelas policiacas interesantes que tienen personajes famosos en su trama, sobre su cine y sobre su persona.

jueves, 13 de enero de 2011

Museo de Historia Gay en San Francisco

San Francisco se convierte hoy en la segunda ciudad en acoger un museo de historia LGTB (lesbianas, gays,transexuales y bisexuales) junto a Berlín. El lugar escogido no podía ser otro que el famoso barrio de Castro, históricamente epicentro de numerosos acontecimientos claves en la historia de las reivindicaciones gays y popularizado para todo el público tras la película Mi nombre es Harvey Milk. Precisamente este pionero activista es, a pesar de estar fallecido, doblemente responsable de la apertura del museo ya que su vinculación al barrio ha sido decisiva para la ubicación y la película antes mencionada tuvo allí una exposición durante un cierto tiempo y, dado el éxito de público, se vio que era viable hacer incluso un museo más global sobre la homosexualidad. La intención inicial será la de visualizar todas esas luchas iniciales tan duras que ahora pueden parecer más sencillas dados los tiempos que corren (en algunos pocos países, todo hay que decirlo) pero que en aquella época eran toda una heroicidad, y baste el ejemplo del propio asesinato de Harvey Milk para ilustrarlo. Con el tiempo se ampliarán las actividades y exposiciones y también habrá de servir como centro de documentación para todo el que quiera realizar algún trabajo o investigación que hoy solemos llamar "queer". Deseamos suerte a ese museo y sobre todo que sirva de ejemplo para proyectos parecidos en otras ciudades.

martes, 11 de enero de 2011

Lazarillo Z, Quijote Z, Orgullo y prejuicio y zombies; versiones terroríficas de clásicos

Parece que está naciendo un nuevo subgénero que "zombifica" clásicos de toda la vida. Creo que abrió el fuego la inglesa Orgullo y prejuicio y zombies que "adaptaba" la novela de Jane Austen en clave de muertos vivientes. Tras el éxito de la misma no es de extrañar que ya tengamos Quijote Z y Lazarillo Z. Me he leído esta última por curiosidad y no está nada mal si te la tomas como lo que es: un divertimento. El autor nos cuenta que el Lazarillo de Tormes tuvo otras aventuras que no nos contaron y que en el siglo XXI sigue entre nosotros vagando. Hay algún guiño simpático como la aparición de Garcilaso y de Santa Teresa de Jesús y también alguna sorpresa homosexual. Obviamente es preferible leer el clásico original pero esta obrita por lo menos no te roba mucho tiempo, se lee en un "plis plas" y por tanto es apta para ratos muertos o para cuando se va en transporte público.




jueves, 6 de enero de 2011

Botchan (1906) de Natsume Soseki

Terminamos 2010 con una novela policiaca y empezamos 2011con otra que también es de las que más me han gustado entre las que he leído durante el año. Cambiamos de registro y ahora nos encontramos con una novela realista japonesa. El autor narra las experiencias de un profesor que es asignado a una pequeña población y que es recibido como un intruso por parte de algunos profesores y por supuesto por los díscolos alumnos. El personaje del profesor es muy tierno y nos identificamos muy facilmente con él. En la contraportada y en la introducción nos la venden como una obra cómica pero yo sigo pensando más en una obra realista. Tal vez nos perdamos algo en la traducción, sobre todo teniendo en cuenta la gran diferencia de culturas. Tampoco me parece acertado el considerarla el Huckleberry Finn o El guardián entre el centeno de Japón; quizás un poco excesivo pero si que es verdad que en el país del sol naciente el autor tuvo y tiene mucha fama y, como vemos abajo, ha merecido ni más ni menos que salir en un billete de mil yenes. Si quitamos algunas de las exageraciones de más arriba que nos pueden hacer que luego nos decepcione un poquito, tenemos una bonita obra, entrañable, simpática y entretenida. No he leído más obras del autor pero al parecer es muy buena Yo, el gato (1903) que en su última traducción se llama Soy un gato, en la que el susodicho animal disecciona la sociedad japonesa vista por sus ojos y por su naturaleza gatuna. Vamos, ya me veo las contraportadas diciendo que es un Firmin a la japonesa. Por cierto, leyendo obras antiguas de las que no te esperas ninguna referencia a la homosexualidad te acabas enterando de algunas cosas como esta referida a uno de los personajes:

"¡No es un hombre, es un pusilánime! Debe ser la reencarnación de una cortesana de la antigüedad especializada en chismes. O quizá su padre fuera uno de esos kagema que ofrecían sus servicios en los alrededores del templo de Yushima...
-No entiendo, ¿Y a qué se dedicaban esos kagema de los que hablas?
-A algo no muy masculino... puedes hacerte una idea."

En una nota a pie de página aclara, innecesariamente a la vista del texto, que eran chicos que se prostituían para otros hombres y que frecuentaban una casa de té enfrente del templo mencionado en Tokio. En fin, ya sabemos de la tradición de esos kagema que se une a la ya conocida de los samurais homosexuales que tan bien retrató Ihara Saikaku en sus historias de unos cuantos siglos antes como en El gran espejo de amor entre hombres (1687) del que existe por aquí alguna traducción. Como es la primera entrada, ¡BUEN AÑO! ¡BUENOS LIBROS Y BUENAS PELÍCULAS!