Por esos pajarracos que curiosamente ya nos avanzan el peligro de su película posterior, tal vez por venganza de verse así expuestos.
Por ese agujero tan oportuno que muchos quisieran tener.
Por ese hueco exagerado que deja la madre en su cama.
Por esos títulos de crédito de Saul Bass con los violines de Bernard Hermann chirriando y poniéndote ya los pelos de punta.
Por esa mirada final de Perkins y el encadenamiento final que hace parecer su cara un cráneo durante un segundo.
Por ese agujero tan oportuno que muchos quisieran tener.
Por ese hueco exagerado que deja la madre en su cama.
Por esos títulos de crédito de Saul Bass con los violines de Bernard Hermann chirriando y poniéndote ya los pelos de punta.
Por esa mirada final de Perkins y el encadenamiento final que hace parecer su cara un cráneo durante un segundo.
Por ese momento de suspense en el que el coche para de hundirse y todos queremos que lo haga.
Por como se lleva la mano a la boca Perkins cuando descubre el asesinato.
Por esos otros momentos de suspense en el coche durante la huida.
Por cómo le resoba el dinero el millonario. Estás deseando que se lo roben.
Por lo guapo que está John Gavin en la escena inicial.
Por ese policía tan molesto y odioso. Otro momentazo de suspense.
Porque Janet Leigh va primero de blanco y después de negro.
Por esa explicación tan larga y anticlimática del psiquiatra que casi nadie entiende.
Por esa escena idílica del comienzo que parece también innecesaria pero que aporta la clave del porqué del robo. Por cierto ¿ya he dicho que John Gavin está muy guapo?
Por ese cadáver momificado de la madre y por cómo la luz de la lámpara movida la hace parecer casi viva.
Por ese cadáver momificado de la madre y por cómo la luz de la lámpara movida la hace parecer casi viva.
Por otro gran momento del filme. Ese asesinato de Arbogast primero visto cenitalmente y luego la caída en travelling.