Hace ya unos dias que nos dejó este actor y yo no le había dedicado unas palabras. Estaba con unas entradas en el blog sobre James Dean y resulta que han muerto por las mismas fechas, con muchísimos años de diferencia, claro está. Como Dean creó escuela, Tony Curtis comparte algo de su legado como el hecho de ser un poco más humano, sensible y hasta algo frágil. Desde la irrupción de James Dean ya no se llevó tanto el look agresivo de supermacho y así se vió en actores posteriores. Hablar así en general no es del todo correcto porque también había un segundo estereotipo de galán amable, estilo gentleman inglés, que personificaba entre otros el gran Cary Grant. Y de hecho, Tony Curtis fue declarado su sucesor por algunos medios. Sin duda se convirtió en el yerno que toda suegra quisiera tener. En sus últimos años cambió algo esa imagen por sus problemas con el alcohol y también en el plano artístico
dio un gran susto a sus seguidoras y seguidores cuando aceptó el papel de
El estrangulador de Boston. Ahí demostró otra cara al estilo Anthony Perkins en
Psicosis. En fin, como vemos fue un hombre polivalente en su profesión y de varias caras en su vida. Sea como fuere, aquí os dejo unas cuantas fotos sugerentes como me gusta poner en el blog, algunas de muy jovencito y otras de más maduro pero igualmente atractivo. Por supuesto, no faltan las que dejan ver algo de su anatomía (ja,ja). Descanse en paz y larga vida al mito.
Para cerrar la serie de entradas acerca de Tony Curtis me gustaría constatar su participación en esta película y en concreto en una escena comentada en todos los libros y artículos que se refieren a cine de temática gay (y por supuesto en El Celuloide Rosa). Se trata, como vemos en las fotos de enmedio, de la escena en que asea en la bañera al personaje que interpreta el gran Laurence Olivier. En ella, le pregunta a Curtis si le gustan las ostras o los caracoles y si le parece mal que a mucha gente le gusten por igual, concluyendo que él (Oliver en su papel de Creso) es de los que disfrutan de las dos cosas a la vez. Toda una metáfora bastante clara de la bisexualidad con el aderezo de unas imágenes muy sugerentes 
entre ellos dos. La censura del código estadounidense estaba empezando a quedar anacrónica después de la gran severidad de los primeros años (finales de los 30 y década de los 40) pero todavía había que recurrir a estas delicadezas para referirse a cualquier tema espinoso. Es conocido que Stanley Kubrick quedó bastante disgustado con el resultado general del film, que lo consideraba un encargo rutinario e incluso llegaba a renegar de él. Sea como fuere ya ha quedado como una referencia para el cine gay por esa escena y por el ambiente homoerótico que destila, cosa que es común a cualquier película de romanos con esos cuerpos masculinos tan ligeros de ropa._01.jpg)
Annie Leibovitz tuvo la ocurrencia de volver a travestir a estos dos actores como en la famosa película Con faldas y a lo loco. El resultado es entre nostálgico y paródico pero desde luego que ellos tuvieron valor para posar así sin ningún complejo y entrados en carnes. 
