domingo, 5 de diciembre de 2010

Nosferatu como obra romántica. Influencias de Caspar David Friedrich y Arnold Böcklin.


Tradicionalmente se define Nosferatu como obra del expresionismo alemán pero tal vez no sea del todo acertado. Murnau es casi un rara avis dentro de esa corriente supuestamente homogénea. Para empezar, bebe más del romanticismo tardío, del realismo de finales del siglo XIX y del simbolismo. La influencia en su puesta en escena de la obra de Friedrich, Böcklin o incluso Turner es mucho más palpable que la de los expresionistas más contemporáneos como Franz Marc, Oskar Kokoschka, Edward Munch, Emil Nolde y ya no digamos de los expresionistas abstractos como Kandinsky.




Películas como El gabinete del doctor Caligari sí que se ajustan más a ese tipo de expresionismo por la distorsión de sus escenarios creados ex profeso para crear expresar ciertas emociones. En Murnau, y no solo lo digo por Nosferatu, domina mucho más el realismo de los espacios naturales. No era muy del gusto de inventar escenarios y su obra está plagada de grandes escenas en exteriores. La influencia de la obra del pintor Caspar David Friedrich es bastante palpable en las espectaculares imágenes montañosas durante el viaje al castillo del Conde Orlock.










El mismo castillo solitario y algunas imágenes de ruinas del filme recuerdan a otras tantas obras del pintor alemán. En ambos casos se evoca el concepto de la inexorabilidad del tiempo, que tan bien simboliza el propio Nosferatu: eterno y duradero pero también decrépito y solitario.







La escena de la mujer protagonista esperando al lado del mar también tiene una referencia muy clara a otros cuadros de Friedrich. Ella está sola ante la inmensidad como amenaza.






El mismo velero Empusa con el que Nosferatu llega a la ciudad se parece a alguno de los grabados y cuadros del mismo pintor, en el cual el tema del mar está muy presente. Simboliza también esa inmensidad de la naturaleza ante la que los seres humanos estamos empequeñecidos.





La posterior llegada en barca de Nosferatu a la que será su casa tiene otra muy clara influencia en el famoso cuadro del pintor simbolista Arnold Böcklin La isla de los muertos, aunque la foto que he encontrado no es la que hubiera querido con toda la perspectiva de los edificios.



En general también hay una atmósfera neblinesca muy del gusto de William Turner. Con todo lo dicho parece algo temerario encuadrar Nosferatu y toda la obra de Murnau (El último, Amanecer, Tabú...) en el expresionismo alemán. En cuanto al romanticismo en sí como concepto no cabe duda que estamos ante una de las historias más arrebatadoras de la historia del cine y eso era muy del gusto del estilo del Romanticismo del siglo XIX.


Ya véis que no nos estamos refeririendo a lo que hoy se suele entender por romántico: acaramelado, amoroso y propio de la novela rosa sino al auténtico Romanticismo de aquel estilo, es decir al Sturm und drang (tormenta e ímpetu) alemán de los Schiller, Novalis, Goethe y de otros autores de otras latitudes como Victor Hugo, William Blake o por aquí Espronceda, el tardío Gustavo Adolfo Bécquer y Zorrilla (con su escena fantástica en el cementerio de Don Juan Tenorio). Esta gente gustaba de pasiones enfermizas, tormentas, naufragios, cementerios, fantasmas, aquelarres... así que realmente el término "romántico" no suele ser utilizado hoy en su acepción histórica más precisa.



En este sentido más estricto no cabe duda de que Nosferatu es una obra totalmente romántica al cien por cien y que hubiera sido aplaudida por esos artistas. Hemos hablado de literatura y de los pintores Friedrich, Böcklin y Turner pero también hay que recordar los dibujos visionarios de Blake y Füssli, el último Goya de las pinturas negras, el Gericault de los naufragios y todas las pinturas que representaban ruinas decadentes.

Aquelarre de Goya


No sé si he sido convincentemente con la teoría que quería demostrar de que Nosferatu es dudosamente expresionista y mucho más romántica y simbólica (aquí podríamos hablar también del simbolismo de la sangre pero ya se nos haría muy largo para una entrada de un blog) pero aquí queda ese pensamiento que, por cierto, es compartido por algún otro estudioso del cine.

2 comentarios:

William De Baskerville dijo...

Eso queria decir la ultima vez, cuando te dije que parecian pinturas.

Que maravilla de entrada con los ejemplos de escena y cuadro.

Por cierto, tu cuadro favorito, que es tambien de Friedich, siempre me ha parecido muy Max De Winter, cuando se asomaba al acantilado.
Es inquietante, pero relaja.

siempre se me olvidaba decirtelo y ahora ha venido al pelo.

Bss!.

Voy a ver tu coleccion de posters!

Anónimo dijo...

Buena entrada, muy interesante.
Yo siempre he visto una relación directa entre la película y el pintor. Quería añadir que en el remake de Nosferatu de 1979, dirigido por Werner Herzog, la influencia de Friedrich es aún más evidente en el paisaje. Lo recomiendo a todo aquel que no lo haya visto.
Saludos