sábado, 5 de junio de 2010
Aniversario de Ruth Benedict
Un 5 de junio de 1887 nació esta mujer que hoy ocupa un lugar importante en la antropología cultural y otro más decisivo para nosotros en los estudios sobre la homosexualidad. Sus primeros años fueron muy tristes ya que se casó con un hombre porque era lo que tocaba hacer y se dedicaba exclusivamente de la casa. Eso fue hasta que se decidió estudiar (algo poco frecuente en las mujeres de hace dos siglos) e incluso separarse de su marido. En su nueva vida conoció a la también famosa antropóloga Margared Mead y mantuvieron una relación íntima. Por su propia condición Ruth estuvo siempre muy interesada por la marginación del diferente. Así estudió diversas culturas entonces extrañas de África y América y llegó a la conclusión de que lo que se considera normal no es algo universal y depende de la cultura (ella ponía ejemplos de algunas de esas civilizaciones arcaicas o incluso la Grecia Clásica). Lo que en lugar es lo normal en otro es anormal y por tanto la homosexualidad no tenía por qué ser una enfermedad. Esa nueva visión de la época (no exclusiva de ella) de colocar la cultura por encima de la biología abrió un camino para la esperanza de los homosexuales marginados ya que las actitudes homófobas eran así entendidas como actitudes culturales, no de nacimiento ni predeterminadas en el ser humano, con lo que eran susceptibles de cambiar conjuntamente con el avance cultural. Realmente no se equivocaba y creo que estaría contenta hoy en día si viera que en ciertos países existe incluso la posibilidad de casasrse y adoptar. Su labor investigadora cristalizó en muchos estudios y libros. Por aquí se encuentra uno titulado El crisantemo y la espada que fue uno de los primeros en los que un occidental estudiaba los patrones culturales de los japoneses desde un punto de vista antropológico. Es un libro muy famoso aunque no tenga mucho que ver con nuestro tema pero lo menciono por su significación (igual alguien lo conoce) y porque el resto son bastante difíciles de encontrar. Como siempre, sirva esta modesta entrada para homenajear a una figura hoy algo desconocida pero crucial para nuestro destino. De hecho, perdura algo su recuerdo porque vemos arriba que se le dedicó un sello en Estados Unidos.
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