martes, 29 de junio de 2010

Ludwig y Wagner

Luis II de Baviera tiene una importancia capital en la música del compositor Wagner. La mayoría de las obras de sus últimos años como Tristán e Isolda, la tetralogía de El anillo del Nibelungo o incluso Parsifal podrían no haberse realizado sin su ayuda. Wagner se había ganado muchos enemigos pudientes en casi todos los estados alemanes y pasaba por una época de vacas flacas sin apoyos económicos cuando tuvo la fortuna de conocer al rey de Baviera. Iba pululando por varios estados y no conseguía dinero ni para apenas sobrevivir, con lo que también estaba estancado a nivel artístico; tenía muchas otras preocupaciones. A nivel social también tenía ciertos problemas personales y no era muy popular ni querido debido a que vivía prácticamente como pareja con la esposa de Von Bülow y había dejado en la estacada a su propia mujer. En esa situación recibió la llamada de un monarca entusiasta de las leyendas antiguas (Lohengrin, Tanhauser...) y que por tanto tenía a Wagner en una grandísima estima. Conocedor de su proyecto sobre una saga alemana de los nibelungos se empeñó en darle carta blanca (dinero, casa, teatros...) aún a costa de perder popularidad por esa mala fama que tenía Wagner como hemos comentado. El compositor vió el cielo abierto y realmente pudo gozar de unas condiciones inmejorables para componer durante unos cuantos años aunque Ludwig no pudo finalmente contener a los políticos y dirigentes bávaros y tuvo que decirle con todo el dolor del mundo que le prohibían seguir ayudándolo. Tristemente, esa amistad con Wagner fue además otro motivo en contra del monarca en todo el proceso posterior que lo llevó al destronamiento y a la muerte. Infeliz final para una colaboración que hoy debemos celebrar, ya que sin ella tal vez hoy no sería posible disfrutar de esas grandes obras. De la relación concreta entre compositor y monarca queda bastante demostrado que Wagner se aprovechó todo lo que pudo ya que sabía que Ludwig lo adoraba. En algunos libros y en alguna serie se retrata efectivamente a Wagmer como un auténtico ogro y como una persona que despreciaba a casi todos sus allegados. Se tiene también la idea de que se limitó a sacar dinero de Ludwig sin contemplaciones y que simplemente se aprovechó de él pero de todas formas existen cartas del compositor que demuestran gran aprecio por un rey que no se limitaba a la política y que tenía ambiciones artísticas y sensibilidad para levantar proyectos imposibles, como el caso de sus castillos. Precisamente porque Wagner era bastante huraño y muy poco dado al elogio, las palabras de agradecimiento al rey cobran mayor relevancia y efectivamente demuestran una gran admiración hacia el monarca. Ya hemos dicho que Luis II fue injustamente tratado por los políticos de su tiempo pero hoy su importancia para las artes alemanas es evidente. Por esa misma época otro compositor amigo de Wagner, Bruckner, dedicó al rey su Sinfonía nº 7, cuyo segundo movimiento lento hoy es considerado como uno de los más sublimes. Los castillos construídos por el sur de Alemania también son hoy una de las mayores fuentes de ingresos por el atractivo turístico que suponen con lo que no es de extrañar ese cariño que se tiene por el monarca loco, dicho hoy lo de loco con más cariño romántico de lo que en realidad supuso para él en su época. Todos estos datos demuestran que al final el tiempo pone a cada uno en su sitio.









1 comentario:

CINEXIM dijo...

Fanstástico Trevor Howard como Wagner en la película de Visconti. También en esta película se le retrata como un aprovechado.



Un abrazo!!!