miércoles, 2 de junio de 2010

Eurovisión y la crisis. ¿Cambio de rumbo? Internet kill the Eurovision star

Noruega anunció que si repetía victoria le sería muy difícil volver a organizar este acontecimiento y que tal vez tendría que renunciar en favor de otro que quisiera. Las cifras oficiales del gasto de organización superaban los 20 millones de euros aunque suponemos que luego hay que deducir ciertos ingresos de publicidad o de lo que les corresponda de las llamadas telefónicas y otras ayudas de la propia Eurovisión. No sé exactamente los porcentajes de participación del propio país y del organismo europeo pero la verdad es que supone un gran desembolso en estos tiempos de crisis y más teniendo en cuenta que el seguimiento no es tan masivo como en los años 60 o 70. Para captar más la atención, el Festival ha apostado por la espectacularización del evento y tanto el escenario como la organización global han sido ciertamente brillantes en las últimas ediciones, sobre todo el año anterior en Rusia, tal vez la mejor de la historia. En estos días también se ha oído (con cierto horror para los que sean fans) que podría desaparecer o bien reorientarse hacia otro tipo de espectáculo sin tanto gasto. Desde hace tiempo sabemos que ha perdido su propósito inicial de descubrimiento de artistas jóvenes y se ha convertido en un show global pero los tiempos cambian y no es malo que se haya ido adaptando. Estamos en la era de internet y, como decimos en el título, hace un poco innesaria esa función originaria del Festival. Pero tampoco creo que sea necesario que desaparezca. No hace daño a nadie (ni a los detractores) que una vez al año se organice un festival de la canción, donde diversos países enseñen parte de su cultura, y ahí precisamente ha habido un pequeño fallo por parte de todos ya que en lugar de enseñar las diversas culturas se ha ido uniformando todo para intentar gustar al resto. Hoy es más difícil oir lenguas propias y casi todos cantan en inglés una música pop y discotequera también bastante inglesa. De la ganadora de este año diríamos que es una cantante inglesa y que la canción está en los primeros puestos de por allí si no supiéramos de antemano que es alemana. Tal vez estemos a punto de volver a un Festival como aquellos de los años 60, sin tanto circo alrededor de los cantantes y con la canción como protagonista absoluta. Precisamente la ganadora alemana nos puede dar la pista del rumbo a seguir ya que ganó interpretando sola en el escenario una canción sencilla sin fuegos artificiales, sin bailarines ni patinadores estorbando, sin alas ni cintas en los vestidos para hacer juegos visuales y, en definitiva, centrando la atención exclusivamente en la música. Ucrania también es un ejemplo paradigmático ya que había sido una de las más espectaculares y nos tuvo estos años obnubilados con la coreografía salvaje de Ruslana y su Wild dances o la máquina del infierno de la representante de año pasado con Be my Valentine. Este año ya se ha limitado a una cantante en solitario sin ningún otro adorno y se agradece que otros países hayan optado por canciones de estas características. Muchos fans del Festival verán con nostalgia estas fotos de abajo con grandes artistas y grandes canciones y pensarán que tampoco sería malo volver a un certámen más austero como el de esos años ya que el espíritu del concurso se mantendría intacto. Internet ha podido dar un golpe al Festival de Eurovisión pero tal vez no sea mortal. De los golpes que no matan se puede salir reforzado. A ver si se encuentra una nueva fórmula o se redefine de alguna forma. ¡Larga vida al Eurovision Song Contest!

1 comentario:

Anónimo dijo...

sí...quiza se abra así a otro público menos farndulero ¿no?

saludos