No es David un pintor al que podamos calificar de especialmente homoerótico o gay pero sí que vimos en las anteriores entradas que gustaba de recrearse en cuerpos masculinos desnudos. Y además es como mínimo reseñable que haya muy pocas mujeres desnudas en toda su producción. En una de sus obras, Los amores de Paris y Helena, aparece él desnudo y ella vestida. En el de la pasada entrada, El rapto de las Sabinas, también ocurría lo mismo. Tal vez sea un simple recurso estético pero aquí queda el dato. En su obra destacan especialmente las recreaciones históricas y mitológicas y en su mayor parte se trata de cuadros de protagonismo bastante colectivo y de elaboradas composiciones de masas, y otra vez nos remitimos a las dos anteriores entradas y a muchas otras de sus famosas obras que podéis encontrar en su página de obras completas. De corte individual tiene también algún cuadro más o menos conocido como el de Napoleón a caballo pero no es su faceta retratista la más valorada en libros de arte. Aquí tenemos hoy unas cuantas obras que podríamos calificar de menores pero que nos vienen muy bien para ejemplificar lo anteriormente dicho sobre el cuerpo masculino que pintó David. La de arriba és un desnudo sin título conocido a nivel de catalogación y a nivel popular como Patroclo y el de abajo otro también sin tíulo conocido como Héctor. También os proponemos un par de dibujos del autor en el que ensaya diversas posturas del cuerpo masculino.
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