"La gama de la mezquindad humana es vasta y, al mismo tiempo, increíblemente reducida y repetitiva".
Estas palabras de la propia novela me sirven de presentación y justificación del título ya que Javier Quevedo ha escrito una historia de terror muy convincente sin necesidad de recurrir al efectismo espectacular ni a la fantasía desbordante. Efectivamente, en nuestras acciones diarias, en nuestro comportamiento y en nuestros propios pensamientos se esconden horrores que no por cotidianos dejan de ser terribles. Puede que sean pocos actos, reducidos y repetitivos, pero de ellos se pueden desprender inimaginables consecuencias devastadoras. La realidad supera a la ficción y el autor ha optado por aprehender esa parte oscura del ser humano que cree "normal" porque lo hace o lo piensa él.
Los personajes de la historia son consecuentemente "muy humanos" y no son vampiros ni criaturas fuera de lo normal pero seguro que os provocarán una gran inquietud. Nunca hago en mis reseñas referencia demasiado explícita a la trama o argumento y prefiero hacer este tipo de elucubraciones personales, por ello no voy ahora a destripar nada del libro; así hay más misterio. Además, si sois lectores de blogs seguro que no os cuesta nada estar en muchas paginas a la vez y ver los artículos literalmente copiados de las contracubiertas o resúmenes argumentales.
A nivel formal me parece muy conseguida. Las piezas de historia a modo de puzzle se van presentando mezcladas para que tú las vayas ordenandolas poco a poco. Creo que es acertada para lo que quiere conseguir y desde luego necesaria para acabar cosiendo esos cuerpos descosidos, nunca mejor dicho. La intensidad argumental también nos lleva a un "clímax" casi inaguantable en los dos últimos capítulos. Muy buena dosificación bajo mi modesto punto de vista.
El libro empieza con una cita de la película "Martyrs" que pudo ver en el Festival de Cine de Sitges (donde tuve el placer de conocerle, por cierto) y sé que este tipo de cine de terror de aspecto más "realista" que sobrenatural le gusta especialmente. No habrá sido seguramente una fuente directa para su libro pero sin duda que el clima perturbador de aquella cinta y otras francesas de esas características como "Dans ma peau" o "A l'interieur" me vinieron a la mente cuando estaba leyendo Cuerpos descosidos.
Javier Quevedo ha dado un giro a su producción literaria con respecto a sus dos primeras novelas Todas las maldiciones del mundo y El tercer deseo, y desde hace unos años ya se dedicaba a escribir historias y relatos de corte fantástico. Y parece que seguirá un tiempo en este género del terror que le apasiona porque con él puede ahondar en la mente humana y en esos recovecos oscuros que esconde. Todo ello con los reparos que me da el hablar de "géneros" ya que la literatura es literatura sin etiquetas de por sí.
Con cada nueva obra también da un salto cualitativo y espero que acabe siendo un escritor muy reconocido. Quizás mis palabras puedan ser un poco parciales porque es amigo de nuestro blog, y espero que también amigo a secas, pero creo sinceramente que es una nueva voz personal en nuestro panorama literario. Lo avalan sus premios y muchas críticas positivas.
Ya que no he dado información muy explícita de trama y argumentos podéis consultar los blogs de Javier Quevedo Walpurgisnacht y La invasión de las ultracerdas y más específicamente la página que ha creado para promoción del libro, El confesionario de Renée, donde encontraréis información de primera mano del libro, entrevistas y recopilaciones de críticas que van apareciendo en los medios. También otra entrada a su persona y trayectoria que dediqué en este blog aparte de las críticas a aquellas dos obras anteriores.
"Las náuseas se convirtieron en rasguños, los rasguños en cortes, los cortes en cortes más profundos... y ahora, piel arrancada y fracturas de hueso. ¿Qué será lo siguiente?" Pues al igual que ese crescendo de su novela esperemos que Javier Quevedo siga también creciendo. ¿Qué será lo siguiente?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario