Otra de las facetas geniales del "divino" fue la arquitectura. Realizó pocos proyectos pero han quedado como obras maestras. La cúpula del Vaticano es una de las muestras más perfectas de toda la historia del arte. La experiencia de subir a pie hasta arriba por el interior es toda una experiencia e incluso rivaliza con la visita a los Museos Vaticanos. Nuestro personaje diseñó también espacios interiores. El hombre recupera con el Renacimiento el protagonismo en el arte y los proyectos para soluciones de espacios en el interior de los edificios son retos muy del gusto de aquellos hombres. En cualquier libro de Historia del Arte encontraremos también otra obra de Miguel Angel en este apartado: la escalera de la Biblioteca Laurenciana. Aquí se las tuvo que ingeniar para crear una ilusión de monumentalidad en muy poco espacio y lo consiguió con diversas intervenciones en la misma estructura como el empequeñecimiento de la misma puerta y la integración de la escalera en el mismo basamento de los pilares de alrededor de aquella. El juego de volúmenes hizo el resto.
lunes, 9 de marzo de 2009
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